Hoy, 26 de marzo, se cumplen 59 años de un acontecimiento histórico en la provincia de Santiago del Estero: el traslado forzoso de los habitantes de la antigua Villa Río Hondo, conocido como el «éxodo de la Vieja Villa Río Hondo». Este pueblo, con más de 400 años de antigüedad y cabecera del Departamento Río Hondo, quedó sumergido bajo las aguas para la construcción del dique de Las Termas.
La decisión, tomada en nombre del progreso, significó un profundo desarraigo para sus 500 habitantes, quienes debieron abandonar sus hogares, recuerdos y una parte esencial de sus vidas. La entrega y reubicación se extendió entre 1962 y 1966, culminando con la dolorosa peregrinación del 26 de marzo de 1966, cuando el agua comenzó a sepultar sus pertenencias.
Un testimonio vivo: La voz de Fabiana y la memoria transmitida
Para comprender la magnitud de este suceso, conversamos con Fabiana Díaz, presidenta de la biblioteca Mariano Moreno de Villa Río Hondo, una institución con más de 100 años de historia. Fabiana, quien forma parte de la biblioteca desde hace 31 años, compartió relatos conmovedores transmitidos por quienes vivieron aquel éxodo.
«Personalmente lo vivo porque en esa caminata venía mi padre», recuerda Fabiana, emocionada. La imagen de la procesión, encabezada por la Virgen del Pilar y una cruz de madera portada por el padre Juan Bradford, quedó grabada como símbolo de aquel triste adiós.
«He hablado con gente de ese momento, a quienes les costó mucho desprenderse de sus cosas, de su lugar», relata. La tristeza fue el sentimiento predominante en aquel día.
La llegada a la «Villa prometida»: Una dura realidad
La promesa de comodidades en sus nuevos hogares contrastó fuertemente con la realidad. «Unos cobertizos construidos con ladrillos huecos, techos de fibrocemento en forma de U y abiertos en sus extremos», se presentaron como sus nuevos hogares, sin agua potable, electricidad, ni las mínimas comodidades prometidas.
«Vinieron a este lugar… Le dieron un cobertizo, pero no estaba cerrado, estaba abierto. Cada uno se tenía que hacer cargo de cerrarlo. No, no tenían agua potable todavía, se estaba haciendo el pozo». Muchos llegaron con prácticamente lo puesto, perdiendo animales y pertenencias.
Un legado de dolor y memoria
A pesar del tiempo, el recuerdo del éxodo sigue vivo. La biblioteca Mariano Moreno, creada en 1917 en la antigua villa, también fue trasladada, aunque con pocos libros debido al deterioro. Sin embargo, se convirtió en un importante espacio cultural y de apoyo en la nueva Villa Río Hondo.
Hoy, al cumplirse un nuevo aniversario de este doloroso éxodo, la memoria de la Vieja Villa Río Hondo persiste en los relatos de sus antiguos habitantes y en instituciones como la biblioteca Mariano Moreno, que luchan por mantener viva la historia de un pueblo que quedó sumergido.
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