En los últimos meses, Argentina ha sido sacudida por una serie de estafas piramidales que han afectado a miles de personas en diversas provincias, incluyendo Santiago del Estero y Tucumán. Estas estafas, que prometen rendimientos exorbitantes a través de inversiones a través de aplicaciones de celulares s y otros activos, han dejado a muchos ciudadanos en una situación financiera precaria.
La ola de estafas piramidales
La situación se ha vuelto crítica en ciudades como San Pedro, donde se estima que entre 15,000 y 20,000 personas fueron engañadas por la plataforma RainbowEX, que prometía duplicar inversiones en un corto período. La Fundación Knight Consortium, responsable de esta plataforma, ofrecía rendimientos diarios del 1% al 2% en dólares, lo que atrajo a un gran número de inversores locales. Sin embargo, tras la creciente presión judicial y las denuncias de los afectados, la plataforma anunció su salida del país y congeló los activos de sus clientes, dejando a muchos sin acceso a sus ahorros.
En Santiago del Estero, la situación es igualmente alarmante. La plataforma Peta ha sido identificada como una de las mayores estafas piramidales en la provincia. Tres reclutadores de Peta, que inicialmente promovieron la inversión, ahora se presentan como víctimas y denuncian persecuciones. Estos individuos aseguran haber perdido hasta 15 millones de pesos y afirman que fueron manipulados para atraer nuevos inversores bajo promesas de ganancias rápidas.
En Tucumán, la estafa piramidal conocida como PEK Capital ha afectado a unas 4,000 personas en localidades como Concepción y Aguilares. Esta organización utilizaba una aplicación digital para atraer inversores con promesas de altos rendimientos. Sin embargo, tras el colapso de la plataforma, muchos se encontraron incapaces de retirar sus fondos. Las redes sociales se inundaron rápidamente con denuncias y testimonios de frustración entre los ahorradores[3].
Los mecanismos utilizados por estas plataformas son típicos de las estafas piramidales: los primeros inversores obtienen ganancias que provienen del capital aportado por nuevos participantes. Cuando el flujo de nuevos inversores disminuye o cuando muchos deciden retirar su dinero, el sistema colapsa. Esto ha llevado a una creciente desconfianza entre los ciudadanos respecto a las inversiones en criptomonedas y otras plataformas no reguladas.
Las autoridades locales han comenzado a tomar medidas ante esta crisis. En Santiago del Estero y Tucumán, se han presentado numerosas denuncias y se están llevando a cabo investigaciones para identificar a los responsables detrás de estas estafas. Sin embargo, la incertidumbre persiste entre los damnificados, quienes temen no recuperar sus ahorros.
La situación refleja un fenómeno más amplio en Argentina, donde las promesas de dinero fácil han atraído a muchos ciudadanos desesperados por mejorar su situación económica. A medida que estas estafas continúan proliferando en el interior del país, es fundamental que tanto las autoridades como los ciudadanos estén alertas y tomen precauciones al considerar inversiones que parecen demasiado buenas para ser verdad.
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