El Hospital Regional de Santiago del Estero enfrenta una realidad alarmante que se repite fin de semana tras fin de semana: la guardia colapsa por la avalancha de pacientes víctimas de accidentes de tránsito, en su mayoría protagonizados por motovehículos.
Según relataron fuentes del nosocomio, la situación se agrava especialmente durante los fines de semana largos, como los recientes feriados de carnaval, cuando la combinación de festividades, alcohol y falta de precaución en las rutas desborda la capacidad del sistema de salud.
“Todos los fines de semana trabajamos mucho, pero los fines de semana largos son un desafío aún mayor”, señaló un miembro del personal médico del hospital. “La terapia intensiva no tiene camas, la guardia está llena y el área de shock también. Recién estamos empezando a ubicar a los pacientes, pero no damos abasto. Hace un rato trajeron dos accidentados más”, agregó con tono de agotamiento.
El perfil de los accidentados es claro y preocupante: jóvenes de entre 20 y 40 años, muchos de los cuales llegan con signos evidentes de haber consumido alcohol antes de subirse a sus motos o vehículos. “Es algo muy común en nuestros fines de semana, sobre todo en épocas de carnaval o fiestas. La mayoría de los casos graves están relacionados con la ingesta de alcohol”, explicaron desde el hospital. A esto se suma una “variedad increíble” de siniestros: desde colisiones moto contra moto hasta accidentes con autos, muchos de ellos provenientes del interior de la provincia, como Termas de Río Hondo, Frías y de otras localidades. Las lesiones más frecuentes incluyen traumatismos de cráneo y fracturas múltiples, lo que obliga a derivaciones constantes que saturan aún más el sistema.
La imprudencia al volante es un factor clave en esta crisis. Según los profesionales de la salud, el 80% o 90% de los motociclistas involucrados en accidentes no respeta las normas básicas de seguridad vial. “Pasan semáforos en rojo, circulan de noche sin luces, llevan el casco en la mano en lugar de puesto, y muchos ni siquiera tienen espejos retrovisores”, detallaron. Estas conductas, sumadas a la falta de conciencia sobre los riesgos de manejar bajo los efectos del alcohol, convierten las calles y rutas santiagueñas en un escenario de peligro constante.
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