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José Luis Campuzano: Medio siglo de historia notarial en Termas de Río Hondo

Con 52 años de ejercicio profesional ininterrumpido, el escribano José Luis Campuzano se ha convertido en un testigo privilegiado de la evolución social y económica de Termas de Río Hondo. En una emotiva entrevista realizada en el marco del Día del Escribano, el profesional compartió su historia de vida, marcada por el esfuerzo, la perseverancia y un profundo agradecimiento hacia la comunidad que lo recibió.

De Santa Fe a Santiago: un camino inesperado

La trayectoria de Campuzano hacia el notariado no fue lineal. Inicialmente estudiante de Ingeniería Química en la Universidad Nacional del Litoral, las convulsiones políticas de principios de los años 70 lo obligaron a replantear su futuro académico. «Había conseguido rendir una materia en un año y medio. La situación política hacía imposible asistir a clase», recuerda sobre aquellos turbulentos tiempos universitarios.

El cambio hacia la Facultad de Derecho, primero en Abogacía y luego en Escribanía, marcaría el inicio de una carrera profesional que lo llevaría desde Santa Fe hasta Santiago del Estero, donde encontraría no solo su vocación sino también su hogar definitivo.

Lo que para muchos profesionales del notariado representa años de espera, para Campuzano fue una sucesión de fortunas bien aprovechadas. Recibido en julio de 1973, ya en diciembre de ese mismo año estaba a cargo de un registro, algo «no común en la carrera de escribanía», según sus propias palabras.

Su gratitud es explícita hacia quienes le abrieron las puertas: el doctor Carlos Melitón García, quien facilitó su llegada a Santiago del Estero; Miguel Agustín Ordóñez, a quien reemplazó inicialmente; y José Huerino Yoca, de quien fue adscripto antes de ganar su propio registro en Termas de Río Hondo.

Durante la época del gobierno de facto, Campuzano participó en concursos para tres registros en Santiago del Estero, ganando en Clodomira y Termas de Río Hondo, y quedando segundo en Fernández, consolidando así su posición en el ámbito notarial provincial.

Un legado familiar y profesional

Hoy, la escribanía Campuzano es un emprendimiento familiar donde cada miembro tiene un rol definido. Su hija, Vanina Alejandra Campuzano, también escribana, está «prácticamente a cargo de la escribanía», mientras que su esposa comparte las responsabilidades administrativas y de atención. «La función notarial profunda y complicada está en manos de ella», reconoce con orgullo paterno.

Esta transición generacional refleja no solo la continuidad de un legado profesional, sino también la adaptación a los nuevos tiempos y las complejidades del ejercicio notarial contemporáneo.

Campuzano no limitó su actividad a la función notarial. Su involucramiento con la comunidad termeña abarcó desde la práctica deportiva hasta la participación política, siempre manteniendo un equilibrio entre su rol profesional y su compromiso ciudadano. «He sido practicante de deportes, empezamos con una cosa, seguimos con otra, a medida que los años y los kilos lo exigían», comenta con humor.

Su conocimiento profundo de «la idiosincrasia de las familias termeñas, sus placeres y sus temores» lo convirtió en mucho más que un fedatario público: en un confidente y consejero de generaciones de vecinos.

Reflexiones para las nuevas generaciones

Al ser consultado sobre su mensaje para la juventud, Campuzano no esquiva los desafíos del presente. Reconoce que vivimos en «una época difícil, donde el diálogo, sea familiar o extra familiar, se ha hecho muy difícil», señalando especialmente el impacto de las comunicaciones digitales en las relaciones interpersonales.

Sin embargo, mantiene su optimismo: «Los chicos hoy por hoy están sabiendo qué es lo que más les conviene y qué no». Su consejo implícito es claro: la perseverancia, el trabajo constante y la capacidad de adaptación siguen siendo valores fundamentales para el éxito profesional.

Un agradecimiento que es reconocimiento mutuo

«Todo lo que uno tiene se lo debe a la comunidad», afirma Campuzano con la humildad que caracteriza a quienes han construido su vida profesional sobre la base del servicio a otros. Su «profundo agradecimiento» hacia Termas de Río Hondo es, en realidad, el reconocimiento de una relación simbiótica entre un profesional y su comunidad.

En este Día del Escribano, la historia de José Luis Campuzano nos recuerda que detrás de cada acta, cada escritura y cada certificación, hay una vida dedicada a dar fe de los momentos más importantes en la vida de las personas y las instituciones. Medio siglo después de iniciar su carrera, su testimonio es tanto un homenaje al pasado como una inspiración para el futuro del notariado santiagueño.