Río Hondo News

Las Noticias de Las Termas de Río Hondo

CRECE LA ALERTA POR NIÑOS QUE, MOTIVADOS POR EL PERSONAJE DE UN POPULAR VIDEOJUEGO, SE AUTOLESIONAN EN “RETOS MUY PELIGROSOS”

La noticia se difundió con rapidez en los últimos días y generó alarma en padres, madres y docentes: en Uruguay, siete niños debieron recibir atención médica por autolesiones (cortes) que habrían sido motivadas por un reto viral. Fue entonces cuando pasó al centro de la escena “Huggy Waggy”, el protagonista de “Poppy Playtime”, un videojuego que se presenta como de “terror y aventuras” e irrumpió en el mercado el año pasado. Y que puede descargarse fácilmente desde cualquier celular.

De color azul, ojos redondos y boca roja con colmillos afilados, la figura de “Huggy Waggy” se muestra, al comienzo, con un aspecto “inocente” y va mutando a lo largo del juego. El objetivo de los participantes es resolver “puzzles” para no tener que enfrentarse al monstruo que, en caso de alcanzar al jugador, lo abraza hasta asfixiarlo.

Si bien en el videojuego original no aparece nada vinculado con las autolesiones, su enorme popularidad (sobre todo en niñas y niños de entre seis y 10 años) empujó el surgimiento de “copias” (conocidas como spin-offs) que toman algunos de sus elementos y escapan al control de los creadores de “Poppy Playtime”. En estos videos publicados en distintas plataformas, se encontró material que incita a las autolesiones y a otras conductas de riesgo mediante “retos” propuestos a los chicos.

¿Qué hace que algunas niñas y niños sean más vulnerables a sumarse a esos desafíos virales que los ponen en riesgo? ¿Cuáles son las consecuencias vinculadas a una exposición temprana a contenidos que no pueden procesar? ¿A qué señales deben estar atentos los padres y cómo pueden acompañar a sus hijas e hijos para prevenir estas situaciones?

“Desde hace unos años hemos notado la aparición de personajes más o menos virulentos en videos que consumen las niñas y los niños, como “Momo” en su momento o “Huggy Wuggy”, actualmente. Todas las propuestas empiezan como algo lindo o liviano y se transforman en algo terrorífico. Hay motivos reales para preocuparse, pero también hay mucho para hacer para mejorar el vínculo de las chicas y los chicos con la tecnología”, advierte María Zysman, psicopedagoga y quien lleva años trabajando sobre el uso responsable y seguro de las redes sociales.

En relación a “Poppy Playtime” y sus copias, advierte: “Los van haciendo gradualmente ingresar en un desafío en el que deben ir pasando etapas para lograr objetivos, que es en lo que se basaba también el ‘juego’ de la Ballena Azul y que se vincula en ver hasta dónde son capaces: hay una necesidad de demostrar que haciendo tal o cual cosa son valientes, son poderosos y salen sanos y salvos de aquellas travesías sin darse cuenta de que están jugando con fuego”.

¿Quiénes son los más propensos a caer en estas propuestas? La psiquiatra Juana Poulisis, magister en Psiconeurofarmacología y docente de la Universidad Favaloro, responde que los más vulnerables son las chicas y los chicos con baja autoestima y con más impulsividad, lo que en inglés se denomina como novelty seeking (“buscadores de la novedad”). “Cuando tenés un cerebro más impulsivo, estas propuestas pueden ser vistas como algo alentador, muy placentero, como un pico dopaminérgico. Por otro lado, esto puede prender en chicas y chicos que la están pasándola mal desde todo punto de vista, por ejemplo, atravesando una depresión”, señala la especialista.

Y advierte: “El problema de estas propuestas es que dan ideas. Tal vez una niña o niño que no sabía que existía esta posibilidad de lastimarse, empieza a probarlo y puede sentir una sensación de alivio, de distrés. Por eso, siempre hacemos hincapié en que los padres estén alertas: el cuidado parental en el uso de la tecnología es clave”.

Hay señales de alarma que es importante que los padres, docentes y adultos en general, puedan identificar. Por ejemplo, si los chicos o chicas presentan ansiedad elevada, dificultades para dormir, angustia, irritabilidad, aislamiento, terrores nocturnos, repliegues o miedos exagerados (fobias).

Estas son las señales a la que los padres deben estar:

¿Qué hago si descubro que mi hija o hijo se está autolesionando? Es recomendable que, en caso de descubrir cortes u otras autolesiones en sus hijos, los padres no reaccionen con alarma (excepto que el peligro sea inminente), sino con preocupación y curiosidad amorosa. No juzgar ni mostrarse “indignados” también es importante. “Lo que no se sugiere es demonizar la conducta, decirles: ‘Estás loca, ¿por qué no me contaste?’ O amenazar con frases como: ‘Te voy a llevar al psiquiatra’, como si fuera un castigo. Hay que entender que esa chica o chico la está pasando mal y necesita ayuda profesional”, señala Ongini.

Hace unos días, una niña de 12 años llegó con un dibujo de “Huggy Waggy” al consultorio de Mariana Savid, psicopedagoga diplomada en Educar en la Cultura Digital. Para ella, la problemática de fondo detrás del fenómeno generado por este videojuego, es que “cada vez más los padres les dan a los chicos, desde edades muy tempranas, el celular o la tablet sin ningún tipo de supervisión, no pudiendo los niños procesar lo que ven. Muchas veces, incluso, se lo entregan como ‘objeto calmante’, por ejemplo en los restaurantes, y los efectos están siendo devastadores”.

Savid, quien se dedica a investigar sobre riesgos y formas de violencia en los entornos digitales y a brindar talleres sobre habilidades socioemocionales, reflexiona que es clave acompañar a las niñas y los niños en el uso seguro de Internet, “ayudándolos a comprender sus consecuencias”. “Yo sugiero introducirlos a las pantallas a partir de los ocho o nueve años de forma gradual y acompañada, reforzando habilidades sociales como el juego en equipo y la empatía. La educación digital familiar es superimportante: siempre digo que la tecnología va en avión y nosotros a pie. Va tan rápido que los adultos no tenemos tiempo de procesarla y los chicos siempre tienen más destrezas digitales, pero no el pensamiento crítico o la capacidad para discernir lo que consumen”, señala.