La ludopatía, tradicionalmente vista como un problema de adultos, está haciendo estragos en un terreno inesperado: las escuelas secundarias. Un informe reciente revela que el auge de las apuestas en línea está arrastrando a menores a una espiral de adicción con consecuencias devastadoras.
Casos alarmantes han salido a la luz, donde estudiantes han llegado al extremo de robar para financiar su hábito de apuestas. Este fenómeno no solo pone en riesgo su integridad moral, sino también su futuro académico y personal. Los docentes reportan un aumento preocupante en robos de datos bancarios, cambios drásticos de ánimo, ansiedad y problemas de comportamiento, todos ligados a esta nueva adicción digital.
«Es como si de repente tuviéramos una clase llena de pequeños jugadores compulsivos», expresó una docente. «Los ves distraídos, nerviosos, algunos incluso han dejado de asistir. Y cuando investigas, descubres que están apostando en sus teléfonos durante los recesos, o peor, en plena clase».
La facilidad de acceso a estas plataformas, muchas veces sin controles adecuados de edad, ha convertido a los smartphones en pequeños casinos portátiles. Y aunque se están discutiendo proyectos de ley para regular la publicidad y promoción de estos juegos, los expertos advierten que el daño ya está hecho.
«Incluso si logramos bloquear estas apps, los chicos ya están encontrando formas de apostar en ‘cripto casinos’ y otras plataformas no reguladas», advierte el psicólogo infantil, Dr. Fernando Pérez. «Estamos ante una generación que crece con la idea de que el dinero fácil está a un clic de distancia. Eso distorsiona su percepción del esfuerzo y el valor».
La comunidad educativa clama por una respuesta integral. No solo leyes que prohíban la publicidad de juegos de azar, sino también una campaña masiva de prevención y tratamiento. «Necesitamos que esto se trate como lo que es: una crisis de salud pública que está afectando directamente a nuestros hijos», completan docentes que fueron consultados.
La solución, según los expertos, pasa por un esfuerzo conjunto entre familias y escuelas. Se propone incluir en el currículo escolar talleres sobre los riesgos de los juegos de azar en línea, asesoramiento psicológico para los afectados y estrategias para un uso responsable de la tecnología.
«No podemos pretender que nuestros chicos naveguen solos este mar digital. Es nuestro deber guiarlos, protegerlos», concluye el Dr. Pérez. «La ludopatía en las aulas es un llamado de atención. O actuamos ahora, o arriesgamos perder una generación entera al juego».
QUE DICEN LOS ESPECIALISTAS
El psicopedagogo Marcelo Roldán, de la Universidad Nacional de Córdoba, señala el impacto directo en las escuelas: «Los docentes nos reportan cambios drásticos en el comportamiento de algunos alumnos. Caída en el rendimiento académico, ausencias injustificadas, e incluso casos de robo para financiar apuestas. Es un problema que está desgarrando el tejido social de nuestras aulas».
La pediatra y especialista en adolescencia, Dra. Valeria Robles, del Hospital Garrahan, aporta una perspectiva crucial: «Los adolescentes son especialmente vulnerables. Su cerebro aún está en desarrollo, lo que los hace más propensos a caer en adicciones. Además, la presión de grupo en la era digital es inmensa. Un chico puede sentirse ‘fuera’ si no apuesta como sus amigos».
Finalmente, el sociólogo Javier Auyero, de la UBA, advierte sobre las consecuencias a largo plazo: «La ludopatía en escuelas no es solo un problema actual. Estamos criando una generación que podría ver el juego como una salida económica válida. Eso distorsiona valores fundamentales como el esfuerzo y el trabajo. Es un riesgo para el futuro mismo de nuestra sociedad».
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